Había sido otro infinito y doloroso fracaso. Abigail
Denton regresaba de nuevo a casa, vulgarmente como el dicho decía, con la cola
entre las piernas.
Suspiró pesadamente con el último manuscrito qué había
corregido bajo su brazo y sus esperanzas y sueños pisoteados bajo sus propios
pies. Abigail vivía de lo poco que ganaba trabajando en una revista de mala
muerte, haciendo tontos artículos paranormales, cosas que sólo la gente
realmente tonta leía.
Había logrado hacer de ese trabajo su profesión, al menos
hasta que terminara la carrera de literatura en la universidad; pero entre tan
poco tiempo y tantos gastos que debía correr, Abigail se sentía cada vez más
aplastada.
“El día no tiene la
cantidad de horas que debería…”. Suspiró nuevamente después de que ese pensamiento
surcara por unos instantes en su cerebro.
Lo cierto es que Kirsten creía que Abby trabajaba como
escritora… Pero sencillamente, no era el tipo de escritora que su amiga creía.
Su situación llegaba a rayar lo triste, pero sus manuscritos de novelas
románticas eran constantemente rechazados y burlados por todas las editoriales
a las qué terminaba recurriendo.
Necesitaba vacaciones.
Era muy obvio que intentar cambiar de trabajo era casi
imposible dados los acontecimientos —Refiriéndose a las constantes negativas
recibidas por los múltiples editores —, pero su propia terquedad le impedía simplemente
tirar la toalla como otra persona lo haría.
Tomando las páginas entre sus manos, observó con fijeza
el titulo y se mordió el labio inferior. A esas horas, el metro estaba abarrotado
de personas que se trasladaban del trabajo a casa; pero a pesar de no haber
conseguido de donde sujetarse, Abby descubrió que era bastante buena para
mantener el equilibrio y no caerse tontamente en frente de todas esas personas.
Permaneciendo en silencio y sin siquiera levantar la
vista se centró exclusivamente en leer lentamente las letras impresas sobre las
hojas blancas, y por segunda vez se mordió el labio inferior.
Creyó preferible alzar la vista y dejarla en algún punto
fijo de la ventana, que continuar torturándose a sí misma recordando las
razones tan poco objetivas de los editores para echarla a patadas del edificio.
“… ¿Qué es lo que
tuve mal? Sinceramente no lo entiendo…”
Cuando el metro se detuvo en
la estación particular en la que siempre se bajaba para llegar a casa, Abigail
se hizo paso entre las personas y con el ceño fruncido logró salir antes que
las puertas se cerraran.
La aglomeración de las seis de la tarde en el metro, era
el único problema de no tener otro medio de transporte. Los taxis siempre eran
más costosos.
¡Oh por dios! Ya comenzaba a sonar como una total mujer
desesperada… Nadie diría que Abby provenía de una de las familias más
adineradas en todo Nueva York.
El cielo ya estaba oscuro cuando salió del subterráneo y
subió las escaleras que daban a la salida de la estación; lo bueno era que su
departamento estaba a solo unas cuantas cuadras del lugar.
Se sujeto el bolso con una mano mientras ocultaba el
manuscrito en su pecho, y se preparó para recibir el aire frío de la noche en
el rostro. Estaban en esas fechas en donde mayor era la frialdad nocturna cada
noche, que se sentía casi congelar por fuera de una buena calefacción… Jamás
había sido muy amiga del frío, casi siempre la terminaba enfermando.
Lentamente, las aceras dejaron de ser concurridas y
pasaron a despejarse, casi dejándola completamente sola en sus pensamientos
mientras recorría el mismo camino de todos los días.
¡Paff!.
Desorbitada y repentinamente alterada, Abby saltó sorprendida al oír como en el
callejón a un lado de su camino rutinario, el sonido de un bote de basura
caerse. Parpadeó un poco alertada, y mirando a ambos lados pasó a girarse de
frente al callejón.
Por alguna razón comenzaba a sentirse como la adrenalina
subía por su cuerpo ante la idea de
entrar al callejón y verificar que había sido todo eso del sonido.
Ahora resultaba ser que era de espirito aventurero.
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NOTA DE AUTORA:
Debo anunciar, que
lamentablemente esto es todo por hoy. Primero dije que actualizaría para el
martes, pero se me presentaron algunas dificultades, así que aquí me tienen.
Esto es solo un fragmento de
la segunda parte del capítulo, espero me disculpen y me dejen deberles el resto
hasta el jueves-sábado… Me voy de viaje
a Venezuela el viernes, y regreso hasta el 28-Dic-2012, pero digo que Las
actualizaciones seguirán su mismo curso: Todos los jueves durante el transcurso
del día.
P.D: Muchas gracias a los comentarios de capítulos anteriores.
Besos y Abrazos,
Antonella.
8 comentarios:
Me encanta y no me gusta. Me encanta pq la historia me fascina y pq cada vez te superas más con la redacción. y me carga pq realmente es poco, pero comprendo q estes atareada, después de todo esto de finalizar semestre es un lío.
espero con ansias la segunda parte....
Cuidate peque y q te vaya bn en tu viaje
por cierto el comentario anterior es mío
Firiel
Hola, me encanta cmo escribes y m muero x seguir leyendo esta historia!!!!!
Ya he leido Oscura inocencia y la verdad q Besos a medianoche es geniaal, estoy contand ls días para q publiques nuevamente!!!!!!
Saluds María, desde Uruguay
Muchas gracias Antonella, la verdad es que este libro cada vez me tiene más atrapada. Felicitaciones por todos tus libros
La verdad es que encontré el primer libro de casualidad y me gusto muchisimo ... muchas gracias por seguir creando historias buenisimas .... me gusta lo que haces y como lo haces que es lo más importante, ya que lo haces por que te gusta y eso es lo que más se valora .... sigue así y espero con ansias el siguiente capítulo (:
y la continuación cuándo?
Mas!!! No nos puedes dejar así.
Amo tu novela es una de las mejores que he leido!!
Ya la subí... siento tantisimo la espera.. pero aunque ya tenía la actualización no había internet en donde me hospedo :'(
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