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Nada por ahora
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Besos a Medianoche. Capítulo IV. Parte II.







—¿Me está llamando anticuada? —Preguntó Kirsten con ambas cejas arqueadas y cruzada de brazos, a lo cual el hombre pareció alarmado.
            —¿Qué? No, no, por supuesto que no. Me refería a la parte romántica, desde luego.
            “…Desde luego…”.
            Que hombre más extraño. Y qué extraña era ella. Aun era un total misterio la confianza y desconfianza entremezcladas que conseguía causarle en un solo segundo.
            Kirsten pasó a apoyar ambas manos a los lados de sus caderas.
            —¿Sabe algo curioso, señor? —Comenzó ladeando la cabeza mientras sus ojos se cruzaban con el par de orbes verdes azulados de su acompañante —. Usted sabe quién soy, pero yo no sé ni su nombre. No me gusta hablar con extraños, además, usted sabe que los padres inculcan a los niños en ese aspecto, sobre lo que pasa si hablan con desconocidos.
            Tomó los bordes de su vestido azul turquesa y se giró sobre sí misma.
            —Aprecio mucho la ayuda que me brindó —Continuó Kirsten, ahora dándole una leve mirada por sobre el hombro —, pero mi meta en este instante es encontrara una salida e irme a casa; no tengo el tiempo suficiente para detenerme y charlar.
            Definitivamente lo dejó desencajado —Cosa que le dio un enorme placer en su interior—. Erik[1]la miraba fijamente sin decir nada y con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa del repentino rechazo a su compañía.
            ¿Qué mujer en su sano juicio, aceptaría quedarse con un hombre que ni su nombre deseaba revelar? ¡Por favor!.
            Sin volver a mirar atrás, y manteniendo su falda ligeramente alzada mientras caminaba, Kirsten se perdió entre la multitud de personas con disposición a salir de allí.

***

            Y toda esa retahíla y odisea pasada, había sido en total vano.
Su madre no la había dejado irse.
Apenas la vio intentando huir por la salida, de hecho, la riñó frente a toda la multitud, sacándole en cara que era ni más ni menos que la fiesta de cumpleaños de su hermano mayor. Por su parte, Viktor, quien había estado de pie al lado de su madre, miró a Kirsten con lastima y pena.
—Realmente lo siento, Kirs —Había dicho Viktor en susurros mientras su madre la arrastraba de nuevo dentro del salón —. Parece que tendrás que quedarte un rato más siendo la víctima de torturas de mamá.
            …Probablemente, si se hubiera quedado con Erik, no estaría de pie oyendo las conversaciones aburridas de las amigas de su mamá.
            Suspiró pesadamente, y se inclinó por sobre el hombro de su madre.
            —Má… ¿Crees que al menos me dejarías ir al balcón? Prometo no escapar —Susurró discretamente y con expresión serena.
            Su madre, aunque no muy convencida y con expresión contrariada, le dio el permiso de irse de allí. Ahora, gracias al cielo santo, no tendría que soportar las conversaciones sobre la última colección de chanel[2]  ó los viajes de compras a París.
            Le robó una copa de champaña al camarero, y se movió hacía la puerta que daba al amplio balcón. Kirsten suspiró al sentir la fría brisa de la noche  impactar contra su rostro y remover sus cabellos con delicadeza.
            Caminó despacio y pasó a apoyarse de los barandales mientras bebía con cuidado de la copa. El líquido burbujeante raspó con suavidad su garganta y la hizo soltar un delicado suspiro.
            —No comprendo porque odia tanto las fiestas de sociedad —La voz masculina a sus espaldas, la hizo girar con suavidad la cabeza y enarcar una ceja —. No son tan malas, de hecho suelen ser divertidas y entretenidas si lo ves por el lado positivo.
            ¿Él de nuevo? Comenzaba a sentirse acosada por el fantasma de la opera.
            —¿Divertidas? ¿Entretenidas? ¡Son una tortura! —No se podía creer, que él hubiese dicho semejante cosa —. ¿Qué es lo entretenido de las fiestas de sociedad? —Preguntó Kirsten enfurruñada. Definitivamente, el hombre enmascarado con pintas de Erik, comenzaba a molestarla.
            Odiaba estas fiestas desde que había comenzado a frecuentarlas por petición de su madre; y estaba casi segura que su propia madre tenía dobles intenciones con respecto a haberla hecho asistir a la fiesta de disfraces en dedicación a su hermano mayor.
            Seguramente su madre pretendía encontrarle marido, después de todo… ¿Qué otra razón habría de por medio para que estuviera tan empeñada en mantenerla en la fiesta? Pero gracias al cielo había estado tan ocupada con sus propios invitados, que ni tiempo le había dado de pasearse con Kirs a través de la habitación, presentándola a los amigos de Viktor.
            ¿Qué tenía de malo ser soltera a los veintitrés años?
            El hombre le sonrió —ó por lo menos eso le parecía—. Se suponía que la noche había estado helando, y de hecho había sentido frío momentos atrás, pero después de esa sensual y sugerente sonrisa la temperatura de su cuerpo subió por el avasallador calor que se extendía en su cuerpo bajo su vestido de seda.
            —La presencia de lindas señoritas como usted —Aseguró.
Genial, ahora resultaba ser todo un Casanova.
            —Si, claro —Dijo no muy convencida de las palabras de él.
            —¿Por qué no le divierten las fiestas, Señorita Shower?
            Kirsten arrugó el ceño y frunció el labio. Había muchísimas razones por las que odiaba estar en esos círculos. Tal vez desde que notó que el único motivo por el que se efectuaban esas fiestas tan ostentosas en las que se le obligaba a participar, era porque sus padres habían pretendido encontrar a algún joven millonario con quien pudieran casarla.
            Simplemente, no confiaban en que ella pudiera defenderse por sí sola. Y en cuanto tuvo la edad suficiente, Kirsten se alejó de ese mundillo y se centró en algo que realmente la apasionaba y despertaba su interés: la enseñanza.
            Kirs aún se sentía muy joven para casarse. Ella no era Francesca, que al cumplir los veintiuno, había contraído nupcias con Blasius en una ceremonia privada.
Sencillamente, Kirsten esperaba más en su propia vida. Pero sus padres parecían no querer avanzar del siglo dieciocho y comprender que en estos tiempos las mujeres se casaban a edades mucho más avanzadas.
Suspiró, sintiéndose repentinamente cansada. Por supuesto, jamás hablaría de esas cosas con un perfecto extraño.
            —No me gusta cuando los hombres mayores comienzan a hablar sobre las operaciones de sus juanetes y los resultados tan “magníficos” que han recibido —Dijo con expresión seriamente asqueada —. ¡Odio cuando se me acercan los hijos babosos de empresarios y en lugar de mirarme a los ojos cuando hablamos, me mira a los pechos! —Exclamó con sinceridad, reflejada en su tono. Esa parte iba especialmente dedicada a Reginal.
            Erik rió, aparentemente divertido por lo que oía.
            —Bien… ¿Y qué más? —Preguntó con interés, mientras se acercaba a ella y apoyaba sus propias manos sobre el barandal del balcón.
            ¿Qué más?
            —Las sociedades están llenas de chicas superficiales y de lo único que saben hablar es de cuánto dinero gastaron en su nuevo bolso de Louis Vuitton[3] ó de que se trató la última cirugía plástica que experimentaron —Gruñó —. Algunas creen que un par de pechos enormes, valen más que la posibilidad de opinar y de tener mente propia.
            El señor fantasma de la opera, le lanzó una mirada que la hizo estremecer. ¿Por qué la miraba de esa forma? Estando los dos solos la hacía sentir más consciente de la presencia de él y de su masculinidad.
            Incluso su aroma. Estaban lo suficientemente cerca, como para que ella pudiera captar perfectamente la fragancia a virilidad y a hombre proveniente de él.
            —Quizás, las fiestas te son tan aburridas… —El brillo azul verdoso de sus ojos tenuemente ocultos tras la máscara, lograban que el corazón de ella palpitara con fuerza. Sin saber por qué, a Kirsten le parecían unos ojos completamente conocidos, ahora incluso más que antes, lamentablemente no sabía si era correcto asociar al hombre enmascarado con su viejo primer y único amor. No quería sentirse obsesiva con respecto a Alexander Night, no podía permitírselo —… Porque no has probado los Besos a medianoche.
            Esa última declaración, la dejó totalmente anonada después de arrastrarla de regreso a la realidad y totalmente fuera de sus pensamientos.
            —¿…Besos... a medianoche? —Repitió inconscientemente, con su mirada perdida en ese par de ojos oscuros, que parecían conocer hasta el más íntimo secreto de su alma.




[1]  N.A: Kirsten hace referencia a que Alexander está vestido como el fantasma de la opera. Erik es el nombre del mismo.
[2] es una casa de modas parisina, creada en 1910 por la diseñadora Coco Chanel. La marca se especializa en diseñar y confeccionar artículos de lujo, como indumentaria de alta costura lista para usar, bolsos, perfumes y cosméticos, entre otros.
[3] Es una empresa francesa que diseña ropa y complementos de lujo, está considerada como la marca de lujo más exclusiva del mundo.






NOTA: Primeramente quiero disculparme por todos por el retraso que hubo en la publicación de la actualización, la razón es que tuve un par de inconvenientes esta semana y aunque tenía ya el capítulo preparado, no hubo el lapso de tiempo necesario para corregirlo.
Muchas gracias, por los comentarios anteriores, les envío muchos besos y abrazos a todas las lectoras y lectores.

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El mundo de las Novelas Visuales...


                Buenas noches, en esta entrada me gustaría compartir con ustedes una de mis más grandes adicciones: las novelas visuales.
                Primeramente, ¿Qué es una novela visual? Es un género de videojuegos para computadora, Nintento DS, playstation, psp y otra gran variedad de consolas. Es conocido por ser del tipo “aventura conversacional” de un solo jugador, qué presenta imágenes estáticas (mayormente con características de anime) y un cuadro de dialogo donde se presenta la historia y el transcurso del juego. Básicamente, la jugabilidad está basada en apretar click derecho en el mouse del computador, y elegir opciones a medida que el juego avanza, las cuales te llevaran a “finales buenos” ó “finales malos” dentro de la historia.


Ejemplo de modo de juego:

       



(el juego de la imagen es Ijiwaru My Master, en él podemos ver su que su cuadro de dialogo posee múltiples opciones, como guardar partida, cargar partida, el botón “historia” que nos permite mirar diálogos o narración anterior, entre otros)

                La mayoría de las novelas visuales son “simuladores de citas”, es decir que posee elementos románticos. El jugador toma el rol del personaje principal y deberá escoger entre otros personajes con el que entablar una relación; como dije anteriormente, las elecciones que tome el jugador lo llevarán a un desenlace bueno ó a uno muy malo. De estas novelas visuales como simuladores de citas, están la saga de Tokimeki.
                Dentro de las novelas visuales existen distintos subgéneros, los que más vale destacar son:
                -Los Bishoujos Games: Dirigidos al público masculino, donde el personaje principal es un hombre, y normalmente tiende a estar rodeado de mujeres. Entre estos juegos se encuentran: Clannad, Higurashi no Naku Koro ni, School Days y Fate Stay Night. Muchos de los juegos bishoujos tienden a tener un anime.

EJEMPLOS





(De derecha a izquierda, Fate Stay Night Clannad)

                -Los Otome Games: La palabra “Otome” deriva de “Doncella”. Pueden ser conocidos en los mangas bajo el nombre a Harem reverse, y está dirigido al público femenino. El personaje principal es una mujer, y tiene que convivir con distintos chicos buscando enamorarse de alguno de ellos  y que dicho personaje se enamoré de ella. Entre ellos algunos títulos conocidos (y que probablemente los fanáticos de los anime de tipo Shoujo conocen) son: Hakuouki Shinsengumi Kitan, Heart no Kuni no Alice y Uta no Prince.



(De derecha a izquierda: Hakuouki Shinsengumi Kitan y Heart No Kuni no Alice)

                Tiene una pequeña subdivisión, ya que hay juegos de este tipo que pueden ser solo aptos para mayores de dieciocho años, por su alto contenido erótico y algunas veces violento. Los Otomes R18 ó +18, suelen tener una historia un poco más profunda y oscura que sus tocayos los otome normales. Entre ellos cabe mencionar: Ijiwaru My Master (el juego anteriormente expuesto arriba), Kuro to Kin no Akanai Kagi y PersonA, opera za no kaijin.






(De derecha a izquierda: Kuro to Kin no Akanai Kagi y PersonA, opera za no kaijin)


                -BL Games: Primero, el significado de la abreviación “BL” es referido a la oración Boys Love ó “Amor entre hombres”, conocido en el manga y anime simple y llanamente como: YAOI ó SHONEN-AI. En resumidas palabras, el personaje principal es un hombre y debe ir a la caza de otro hombre. Este subgénero de las novelas visuales se hizo famoso gracias a una novela visual en particular: Silver Chaos; y como los otros subgéneros de novelas visuales, ha conseguido salir en anime como el ejemplo de Gakuen Heaven. A parte de los ya mencionados, cabe destacar otros dos: Omertà: Chinmoku no Okite, Lucky Dog y Togainu no Chi (este último con un anime del género Shonen-Ai).




(De derecha a izquierda: Omertà y Togainu no Chi)
               
                Mis últimos juegos jugados han sido:
·         Del género Otome normal: Heart no Kuni no Alice. Han sacado una película del juego, y para los que no lo conozcan, narra la historia de Alicia que termina viajando al país de las maravillas. Mientras intenta encontrar una forma de regresar a casa, conocerá a los otros personajes ó roles allí existentes: como el relojero Julius Morrey; ó el  enigmático sombrerero Blood Dupre, quien dirige una mafia dentro del país de las maravillas.
·         Del género Otome R18: PersonA, opera za no kaijin. ¿Quién no se ha sentido estafado con el final del Fantasma de la ópera? Pues, PersonA es una novela visual sobre dicha historia. Juegas el rol de Christine, quien llega a la ópera francesa, con deseos de llegar al punto más alto como cantante. Es un juego oscuro y sorpresivo, pero con una trama verdaderamente envolvente.
·         Del género BL: Omertà: Chinmoku no Okite. Omertà, es el código de la mafia que obliga a los implicados a negarse a dar información a la policía sobre actividades delictivas. Una historia ubicada en el futuro Japón específicamente en Tokio que es gobernada por los grandes criminales. Un juego que involucra pasión, sexo, lealtad y traición. El protagonista, JJ, es un asesino a sueldo que se encuentra bajo la mirada de las dos grandes mafias ubicadas en el Japón: Dragon Head y King Caeser.
Es un juego muy impactante, y sin duda alguna uno de mis favoritos.


A continuación, dejaré dos de las intros de los juegos antes mencionados:


Omertà:



PersonA:





Foro donde pueden relacionarse con el mundo de las novelas visuales: http://www.yubikiri.info/index.php



Besos,
Antonella.



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Besos a Medianoche. Capítulo IV. Parte I.



            —Disculpe… Exijo que me suelte enseguida —Mientras era arrastrada por un completo desconocido hacia un paradero igual de incierto para ella, eso fue lo único que se le ocurrió decir a Kirsten Shower.
            Arqueando ambas cejas, pasó a observar su propio antebrazo que era sujetado con suavidad por una mano masculina enguantada, y seguidamente alzó la vista clavándola en la nuca de aquel hombre extraño de cabellos castaños. El antifaz blanco del hombre era realmente resaltante, de verdad sintió envidia de ese antifaz —Alguna vez sintió la necesidad de vestirse del fantasma de la opera, pero jamás encontró la vestimenta adecuada—.
            El señor anónimo, la miró por sobre el hombro con esos profundos ojos de un color indescifrable; de hecho seguía preguntándose si eran realmente verdes ó azules.  ¿Por qué razón le parecían tan conocidos?... Se parecían a los de Alexander Night…
            Parpadeó un poco sorprendida por su pensamiento.
            ¿Estaba siendo arrastrada por un verdadero extraño, y de nuevo lo que se le venía a la cabeza era Alexander Night? ¿Se había vuelto loca? Probablemente, hacía unos cuantos años atrás.
            El hombre la miraba fijamente mientras caminaba, con un brillo de absoluta aprobación en lo más profundo de sus ojos y una sonrisa de medio lado.
            —¿Le molesta que la toque? —Preguntó arqueando una de sus cejas.
            Kirs en cambio apretó los labios y arrugó la frente al oír la pregunta.
            —Lo que me molesta es que me este arrastrando con usted. No me preguntó si quería ir, solo comenzó a tirar de mi como si fuera un saco de papas —Alegó mientras intentaba detener el paso del hombre, afirmando ambos pies en el suelo. Pero era inútil… él era tristemente mucho más fuerte que ella.
            El hombre rió, lo cual a ella le pareció aun más irritante.
            —Oiga, no soy su payaso personal ¿De acuerdo? Ahora suélteme antes de que recurra a mi última opción: Gritar.
            De alguna forma, Kirsten sentía que en lugar de asustarle la idea de ser encontrado como un pervertido acosador, él parecía más bien divertido tanto por la situación como por la visión de ella gritando en medio del salón de baile.
            —Debería estar más agradecida, Señorita Shower, le salvé de aguantar un buen rato más en compañía de un verdadero pervertido —Touché. Él tenía razón —. Así que lo que pido de cambio, son unos minutos en su compañía.

***

            Alexander se sentía demasiado entretenido en esos momentos.
            Había recordado a Kirsten Shower como una jovencita callada y relegada siempre a quedarse en un rinconcito de los salones de baile. Apenas y había sabido cosas de ella por intermediaria de Francesca, que algunas veces en las pocas visitas que había hecho a Blasius durante su ausencia en Nueva York —Actualmente, Blas y Francesca vivían en Alaska y pensaban trasladarse a algún país latino durante un tiempo—, ella sacaba a tema sus llamadas con Kirsten.
            Sabía que su flor favorita era el girasol y que su pasatiempo ideal era tener la cabeza dentro de un libro. Estaba enterado que ella estaba a punto de terminar la universidad, y estaba en medio de prácticas como profesora de primaria y educación elemental.
            La había mantenido siempre, grabada en sus memorias como una jovencita de apenas diecisiete años.
            Tal vez por eso no se preparaba para lo que encontró.
            Apenas cruzó la puerta de entrada —Con una invitación robada, cuya procedencia no deseaba explicar en esos momentos—, se dedicó a buscar a Kirsten con la mirada mientras se hacía paso entre las personas.
            No mucho tiempo después, una cabellera color rojiza —Casi naranja— captó su mirada. Definitivamente era la única mujer con ese tono de cabello dentro de la mansión; si alguna vez hubiera habido alguna otra, seguramente ya se lo habría tintado de otro color. En lo personal, Alex había adorado el cabello de Kirsten, era hermoso y especial.
            Y saber que ella no se lo había tintado de algún color distinto, lo hacía sentir inexplicablemente satisfecho.
            No había venido allí por ella. Se había repetido muchas veces, pero aun así, su mente no pudo controlar a su impulsivo cuerpo que sin más que esperar comenzó a andar con la vista en alto hacía su compañera.
            Y por Odín[1]. Mientras más se acercaba, más su cuerpo ardía.
            Definitivamente era ella, pero era toda una mujer, nada que ver con la niña a la que había visitado por última vez en su alcoba hacía ya cinco años. El vestido turquesa con hermosos decorados, enfundaba a Kirsten como si de un guante se tratase, realzaba los atributos de su cuerpo y probablemente hacían brillar sus ojos azules.
            La piel del escote se veía cremosa y suave; y sus labios rojos resaltaban sensualmente mientras hablaba.  Bella. Indiscutiblemente bella.
            Ahora no sabía si haber vuelto era tan gran idea como lo hizo sonar Ethan en Sidney.
            Luego su mirada había viajado hacía el compañero de Kirsten, quien la miraba como si se estuviera desnuda y ofreciéndosele descaradamente. No falta decir que eso lo hizo molestar, casi como si una bestia se agitara en su interior completamente furiosa.
            Solo él podía tocarla. Sólo él podía mirarla de esa forma. Kirsten Shower era suya, solo suya.
            Y así fue como se aproximó a ellos sin pensar y se llevó a Kirsten, como ella dijo, arrastrada y sin preguntar.
            De alguna forma, Alex había esperado que ella se mantuviera callada y se dejara llevar por él, tal vez por eso fue que se sorprendió tanto cuando ella comenzó a luchar contra su agarre y posteriormente se quejó de ser tratada como un saco de papas.
            Ahora se sentía indudablemente divertido.
            Los agiles y brillantes ojos de Kirsten Shower lo miraban fijamente completamente disgustada. ¿Desde cuándo esa niña se había convertido en una mujer tan segura de sí misma? Ah… Cierto… estuvo cinco años completamente ausente de su vida.
            ¿Por qué esa idea lo deprimía repentinamente?
            —¿Acaso no hay ninguna persona que pueda hacerle compañía?... Que solitario —Dijo ella asintiendo —. Pero lo cierto es que tengo cosas que hacer.
            —¿Cómo escurrirte por los rincones oscuros hasta encontrar una salida? —Preguntó Alex con interés, sin apartar la vista de ella.
            Kirsten parpadeó sorprendida y enseguida pasó a mirarlo con algo de desconfianza y mucha cautela.
            —¿…Quien es usted? —Susurró enarcando ambas cejas.
            Parece que ya no se dedicaba a huir por los rincones.
            —Pensaba que en las fiestas de disfraces no se revelaba la identidad —Alegó con una sonrisa satisfecha, y Kirsten lo miró completamente estupefacta.
            —Seamos sinceros, somos los únicos que llevan un antifaz esta noche —Aprovechando la distracción y que habían dejado de caminar, Kirs se soltó de él y pasó a cruzarse de brazos.
            Alex miró con cuidado alrededor y enarcó las cejas.
            Le daba la razón a Kirsten. Había toda clase de trajes, pero nadie que evocara el lado romántico de  las fiestas de disfraces. En esos momentos era cuando extrañaba las antiguas fiestas de sociedad y sus extravagancias… Podían ser mucho más agradables que las de la actualidad.
            Regresó a mirar a Kirsten, un mechón de su cabello se escapó de su peinado y se deslizó desde su nuca hasta el escote. Inevitablemente, Alex estiró su mano y deslizó el rebelde mechón tras la oreja de la joven.
            —Definitivamente, creo que el Londres de mil ochocientos, sería una mejor época para ti —Admitió con voz suave, manteniendo su mano y rozando con suavidad la oreja de ella con la punta de los dedos.
            Los ojos de ella lo miraban de regreso abiertos de par en par, mientras se estremecía ligeramente ante los delicados roces. Se veía absolutamente tentadora, sobre todo esos labios entreabiertos y coloreados de un tono suave y discreto.
            Que Odín tuviera piedad de él…


[1] Dios de los cielos. El Dios más poderoso dentro de la mitología nórdica/escandinava.