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Nada por ahora
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Capítulo XII. Parte I.



Ese “bienvenido” solo causó un leve escalofrío en la columna vertebral de Alex. Desde que había puesto un pie en el caminillo de tierra que cruzaba la barrera del territorio del guardián del norte, no se había sentido precisamente bienvenido; suponía que ya algunos de ellos sabrían el por qué Alex se había llegado hasta allí, y probablemente en su mayoría se sentían ofendidos al ser acusados por el consejo de vampiros de las continuas muertes dentro de la raza vampirica.
Y sobre todo porque tenían la sospecha sobre la cabeza de uno de los tres clanes; aun así, a pesar de formar parte de clanes distintos, los lobos tenían ese pequeño punto a su favor: se protegían los unos a los otros con garras y colmillos de por medio.
            —Aparentemente cada vez que voy de visita a algun lobo poderoso, este sabe que voy de camino —Un curioso dato, por cierto. Alex se cruzó de brazos sin moverse de su posición, mientras que Ralph entrecerraba los ojos y sonreía de medio lado.
            —Sí, me lo acaban de informar.
            —¿Francois DuVillar? —Preguntó arqueando una ceja.
            Ralph borró su sonrisa y algo hizo que sus profundos ojos azules se oscurecieran peligrosamente.
            —No te incumbe si fue ella o no —Declaró Ralph. Alex estaba en territorio enemigo por así decirlo, así que preferiblemente se sometía a las normas de convivencias dentro de esa casona y se limitaba a interrogar al guardián con la mayor sutileza posible —. Limítate a lo que vienes.
            —¿Vas a responderme si te pregunto directamente?
            —Sólo lo que pueda responder —Ralph se giró y comenzó a caminar por el pasillo de entrada; haciendo un gesto con la mano por sobre el hombro,  le indicó a Alex que le siguiera los pasos —. Soy el guardián de los lobos del norte; no lo sé todo, aunque admito que sé más de lo que debería y podría usarlo en tu contra.
            Alexander entrecerró los ojos.
            Ralphie parecía ser un tipo de pocos amigos, y claro, con esa actitud tan poco servicial y para nada humilde ¿Quién en su sano juicio le gustaría relacionarse con él?
            Tal vez hasta era posible que los lobos que había visto en los alrededores de la casa se encontraran allí por obligación y no por gusto.
            Se dedicó a seguir al guardián en silencio, admirando la decoración victoriana de la casa. De verdad que se sentía en alguna película de época, y no le extrañaría que de alguna de las innumerables puertas, salieran personas con obstentosos vestidos y calzas y chaquetas.
            …Casi podía vislumbrar a una orquesta tocando el vals al fondo.
            “Esto es casi tétrico”.
            Prefería estar en Nilfheim antes que en esa casa de pesadilla.
            Alex odiaba vivir en el pasado, por eso se ocupaba que sus propiedades siempre estuvieran actualizados a la fecha. Adoraba las decoraciones finas y de muy buena calidad, pero las prefería modernas y diferente a lo clásico porque de esa forma se evitaba los malos ratos recordando cosas inútiles.
            En cambio, allí, se sentía desagradablemente en casa. Y no le gustaba para nada sentirse así.
            La pequeña salita que los recibió luego de unos minutos, estaba decorada en tonos pasteles. Los muebles y los sofás, al igual que todo lo que había a los alrededores, eran completamente genuinos y de hacía muchos años atrás; le sorprendía que los materiales, a pesar de verse tan viejos, se mantuvieran en perfecto aspecto.
            Y aun así, era muy raro ver a un hombre tan imponente como Ralph, sentarse en un sillón con decorados en tonos cremas.
            Podría ser casi ridículo y si hubiese estado en una situación diferente y menos delicada, lo más seguro es que Alex no se habría aguantado la carcajada.
            Apretando los labios, tomó asiento frente a Ralph.
            —¿Los lobos tienen algo que ver con los últimos asesinatos a vampiros?
            —Directo al grano, eso me gusta. Más o menos me esperaba que dieras unos cuantos rodeos —Masculinamente, Ralph apoyó el tobillo sobre su otra pierna y dejó descansar la mandíbula en una mano a la vez que el codo de ese brazo quedaba sobre el apoya brazos de la misma. Su mirada estaba llena de frialdad y seriedad pero algunos mechones le rozaban las cejas de forma despreocupada, aligerando ese aire estricto y tensionado.
            Alex se encogió de hombros y finalmente se rascó la mejilla.
            —No soy un hombre de dar muchos rodeos —Dijo inclinándose hacia adelante y apoyando ambas manos en los muslos superiores de sus piernas —. ¿Y bien? ¿Vas a responder?
            Ralph suspiró y elevó una de las esquinas de sus labios en un asomo raro de sonrisa.
            —Te dije en un inicio que respondería a lo que podría, y eso no lo puedo responder.
            —¿Porqué no lo sabes? O ¿Porqué lo sabes pero no puedes decirlo? —Era posible. Alex había visto como los lobos mostraban los colmillos en cuanto a defender a otro de la raza. Era probable que Ralph aplicara las mismas y se decidiera a encubrir al culpable.
            —Porque no lo sé —Respondió el guardián luego de unos momentos mientras borraba su sonrisa descuidada —. Y ya que abarcamos el tema… ¿Sabías que tus victimas vampíricas, todos formaron parte del consejo de vampiros alguna vez?
            Alex abrió los ojos de par en par azorado.
            —¿Qué? —Su tono de voz salió algo más chillón de lo esperaba.
            Ralph sonrió de nuevo, pero esta vez fue una sonrisa amplia, misteriosa y que delataba que ese lobo conocía aun más detalles sobre ese caso, de lo que el mismo Alex sabía. El hecho de que los vampiros hubiesen sido miembros del consejo en años pasados, cambiaba un poco el curso de los acontecimientos.
            —Parece que tus líderes no te informaron por completo —No era necesario que lo dijera, pero Ralph parecía divertirse y regocijarse a costa de Alex.
            —Ellos no son mis “líderes” —Masculló entre dientes con voz un poco irritada —.Nosotros no funcionamos como ustedes.
            —Sí, y por eso es que la mayoría de los chupasangres son todos una cuerda de ineptos.
            Bastardo… ¿Estaba intentando molestarlo? Pues lo estaba logrando.
            Alex se puso repentinamente de pie.
            —¿Tienes algo más para agregar a parte de insultos que no vienen al caso?
            Raph arqueó una ceja con expresión divertida ante la actitud repentinamente enojada de Alex; se golpeó ligeramente la mejilla de manera pensativa y luego se acarició la nuca.
            —Sí. Creo que estás buscando al culpable en el sitio equivocado; hasta ahora los lobos y los vampiros no hemos tenido ningún conflicto que nos impliqué ir a por la cabeza de los otros, además, si hubieran lobos poco cuerdos dentro de los clanes, ya el clan Knight se hubiese encargado de ello. Después de todo, un enfrentamiento entre ustedes y nosotros afectaría, a su objeto de protección —Ralph era un hombre inteligente  y aparentemente no parecía del tipo que mentiría en una situación tan delicada; pero aun así, había algo en él que hacía que Alex no pudiera confiar del todo en su palabra —. ¿No has barajado la idea, solo de casualidad, que los verdaderos homicidas sean vampiros?

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N.A: ¡Feliz día de la mujer a todas mis maravillosas lectoras femeninas! Aunque ya sé qué es algo tarde para felicitarlas, igual decidí hacerlo. No olviden que son las criaturas más maravillosas de la tierra, y no importa qué, todas son hermosas y perfectas a su propia manera. Mis mejores deseos para todas.
            La tardanza del día de hoy es debido a como ya informé la semana pasada, estoy en mudanza. Llevábamos toda la semana esperando a la compañía de la internet, la cual nunca se tomó la molestia de venir así que tuve que dar las mil y una vueltas para ver cómo hacer a la hora de publicar el capítulo de hoy. De todas formas lo conseguí tras mucho esfuerzo y aquí me tienen.
            Espero que para la próxima semana la cosa ya se normalice.
P.D: Quiero aclarar un par de cosas: El perfil de Pamela no lo he agregado a la lista de perfiles puesto que ya es un personaje a futuro y la verdad ella aun no ha tenido oportunidad de aparecer en la serie; pero lo hará en un futuro cercano. La segunda: Ralph no es el lobo que encontró Abby.



            Besos y abrazos, y muchísimas gracias por los comentarios del capítulo anterior.

Anto.
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Capítulo XI. Parte II.



            Ya a la mañana siguiente, Kirsten intentaba convencerse a sí misma que lo ocurrido la noche anterior no había sido más que un sueño; sin embargo, no había logrado pegar el ojo el toda la noche, y cuando se había visto en el espejo —Con los ojos rojos y enormes bolsas bajo los mismos—, fue suficiente prueba para demostrar que si no lo había alucinado, entonces Alexander Night realmente había aparecido en su habitación como por arte de magia.

            ¿Y qué con eso de la escalera para incendio? ¿Cómo demonios había conseguido entrar por una ventana que se hallaba a bastantes pisos de distancia?.

            Con una taza de café llena hasta el tope en una mano, se acariciaba la frente con la otra libre.

            Abby desayunaba frente a ella una pila de hotcakes como si se trataran del manjar más delicioso del mundo.

            —¿Estás segura que no quieres comer nada? —Preguntó Abigail llevándose un gran bocado repleto de jarabe de miel a la boca.

            De solo verla disfrutar tanto su comida, a Kirsten se le revolvía el estomago. Sencillamente no tenía hambre y las ganas de alimentarse como correspondía no llegaban a ella.

            —Estoy bien solo con el café, no te preocupes.

            De un momento a otro, el perro recién adoptado de Abby había comenzado a andar por el departamento como si fuera de él. Olisqueaba y se echaba en la alfombra. Cuando Kirsten lo fulminaba con la mirada, el muy descarado solo le dirigía una mirada de soslayo cargada de arrogancia.

            —Pensaba que habíamos acordado que no dejarías salir a ese animal de tu cuarto —Susurró Kirsten mientras se llevaba la taza de café a los labios y le daba un gran sorbo. Ya le había perdido el miedo al enorme perro, ahora solo la irritaba de sobremanera.

            No sabía que un animal tenía la capacidad de comportarse tan descaradamente y tener la habilidad de molestar a las personas. Por lo menos no en la forma en que la molestaba a ella.

            Abby detuvo su quinto bocado de panqueques y miró por sobre el hombro al perro, quién enseguida le regresó la mirada, levantó sus orejas y comenzó a agitar su cola.

            —Rhett es un buen chico, ¡Míralo! Solo está sentado allí sin dañar ni a una mosca —Abby le lanzó un beso y lo saludó con la mano sonriendo.

            Era extremadamente penoso, la devoción con la que Rhett miraba a Abby.

            Kirs suspiró.

            —Muy bien, pero si llega a romper algo lo pagarás de tu salario —Levantándose, sujetó muy bien la taza asegurándose de no derramar el café sobre la mesa ni sobre el suelo —. Iré a revisar el material para la clase de mañana.

           Al verla retirarse, Rhett se alzó de la alfombra y caminó para hacerse espacio a los pies de Abigail. Ella solo estiró una mano y le acarició entre las orejas mientras comía.

            “Si ese perro fuera un hombre, creería que está bobamente enamorado…”.

            De alguna forma se le escapó una ligera sonrisa mientras se encaminaba de nuevo a su habitación.

            Apenas entró, dejó la taza sobre el escritorio y se encaminó hasta la ventana corrediza para cerrarla con pestillo. Se aseguraría que no estaba loca.



***



            Alexander Night no se sentía del todo cómodo en ese lugar.

            El territorio del guardián de los lobos del norte estaba latente con una hostilidad inigualable. Los guardianes de los lobos pertenecían al clan Wulfs, donde la cabeza de ellos era Lucius Clapton; aun así, según tenía entendido, los guardianes velaban por la seguridad de los tres clanes y encima tenían su propia estirpe y se mandaban a sí mismos sin necesidad de oír lo que la cabeza del clan Wulfs tenía que decir.

            El funcionamiento de los clanes de lobos era muy interesante, en eso les daba un punto. Estaba estrictamente organizado, no como el grupo de vampiros que no sabían de donde venían ó a donde iban, simplemente que estaban allí y cada cual hacía lo que quisiera.

            Lo que sí poseían los vampiros, era “el consejo”… Una cuerda de viejos ineptos que decidían cuando alguna cosa/persona/objeto era una amenaza para los de su especie, entonces enviaban a alguien para acabar con esa cosa/persona/objeto. Igual sí los lobos eran los que estaban detrás de los asesinatos a vampiros, Alexander no veía que pensaban hacer al respecto.

            Svante, el líder del consejo al ser el más viejo de la especie, era un tipo raro. Sólo esperaba que tuviera el suficiente sentido común como para no iniciar una guerra.

            ¡Oh! Se le olvidaba… El consejo nunca tenía sentido común.

            Avanzó despacio a través de la llanura. El hábitat de la mayoría de los lobos siempre estaba bastante alejado de los humanos, con excepción del clan Black, quienes tenían la fama de aunque eran un grupo pequeño preferían rodearse de personas normales.

            Eventualmente, los lobos que seguían y estaban bajo el alero del guardián del norte, bordeaban el camino a la casona a la lejanía, de lado y lado, cuidando que no pretendiera hacer nada fuera de los términos de cruzar un par de palabras.

            Alex los ignoró.

            Seguro podrían oler su ansiedad si se lo permitía.

            “Malditos lobos…”. Se llevó las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta de cuero negro, y a grandes zancadas cerró el espacio que quedaba entre la puerta de entrada y su posición anterior.

            La puerta de madera oscura, tenía curiosos grabados en una lengua que no comprendía del todo. Había tenido el tiempo suficiente de vida como para haber logrado dominar la antigua lengua escandinava, origen de la especie de los vampiros, pero Alex se dio cuenta que realmente no había hecho muchas cosas productivas en los últimos mil años.

            Estiró la mano para llamar con el picaporte en forma de león —Solo Odín sabría porque no eran más actuales y usaban un timbre—. Esa casa estaba oculta, nadie podía entrar a la zona sin autorización y por lo tanto, era como si no existiera para los humanos. La estructura desde fuera de la misma, le decía a Alex que posiblemente su habitante no había evolucionado desde el año mil ochocientos.

            Antes de tomar el picaporte en su mano, la puerta se abrió.

            Parpadeó sorprendido cuando sus ojos se cruzaron con un par de ojos femeninos color plata. Era una mujer de cabellos negros como el ébano, no tan alta ni tan baja. Con un rostro demasiado bello que hasta podría parecer irreal. El color de su piel era porcelana, suave a la vista y los labios llenos y sensuales.

            Demasiado perfecta. Además que era tal cual como la recordaba.

            —Francois DuVillar.

            La bruja que le había tendido una mano a Blasius Nortton y a su compañera Francesca algunos años atrás, cuando ambos habían estado en problemas, ahora le sonrió de medio lado y entrecerró los ojos.

            —Señor Night. Ha pasado algo de tiempo, ¿No es así? —Su voz era una fina y seductora melodía; con cada palabra, Alex estaba seguro que los hombres debían sentir la piel erizarse por el deseo.

            Pero él… No sentía nada.

            Seguramente si no hubiese tenido una compañera, al igual que muchos otros, se hubiese sentido inminentemente atraído por Francois.

            —Es raro verla por aquí. No sabía que tenía contacto con los lobos —Alex arqueó una ceja con interés y sospecha, a lo que la mujer rió cantarinamente y pasó por su lado caminando por  la misma línea que Alex había emprendido para llegar allí.

            —Sí, supongo que debe ser raro. Nos veremos entonces, Señor vampiro.

            Alex la siguió con la mirada entrecerrando los ojos, hasta que la neblina desapareció la bella silueta de Francois.

            Ese mundillo en el que ellos estaban, tanto vampiros, lobos, entre otros más… estaba lleno de secretos y misterios.

            Aprovechando que la puerta estaba abierta, Alex dio un paso al interior de la estancia. Tal como esperó, era una viva recreación de la época victoriana. Igual que volver a sus propios tiempos en los que había sido un rico aristócrata, antes de convertirse en vampiro y joder la vida que había construido como humano.

            Sonrió irónicamente.

            No era tiempo de sentirse melancólico. Entró por completo a la casa y cerró la puerta tras él.

            La figura de un alto hombre que estaba de espaldas a él lo recibió. Tenía la mano apoyada a una mesa de mármol a un lado del recibidor. Al menos no vestía de calzas y camisas de lino, si no ropa de la época. Unos jeans desgastados, zapatillas converse de corte bajo y una camiseta negra con el nombre de alguna banda famosa de rock que Alex no estaba dispuesto a investigar.

            —Guardián de los lobos del norte, Ralph.

            El hombre alzó la cabeza y pasó a mirarlo por sobre el hombro. Sus ojos de un color zafiro, eran fríos y crueles a la vez… No había ni una pizca de sentimientos puros o amables en ellos, y a la vez poseían una antigüedad y un aire de sabiduría que lo dejaba atónito.     

            Lentamente Ralph se giró y lo encaró. Era más bajo de lo que solían ser la mayoría de los lobos, pero la imponencia del guardián era mucho mayor de lo que había conocido en otros más. No lo había enfrentado, pero sabía perfectamente en ese momento, que el guardián del norte era un contrincante poderoso en el campo de batalla.

            —Bienvenido a mi humilde morada, vampiro.


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N.A: Hola, antes que nada quiero disculpame con todos de corazón. La semana pasada mi familia y yo estuvimos en plan de mudanza y entre la universidad y tener que pasar mis cosas, sinceramente qué no tuve tiempo para nada de escribir. Llegó el jueves y luego el viernes y terminaba demasiado cansada, así que a la final se me pasó la semana sin poder hacer nada... Hoy, que ya el trabajo había disminuido, logré terminar el capítulo para ustedes... Aunque he contado con las ideas y la inspiración, esta vez ha sido el tiempo lo que no ha estado de mi parte.
Espero que por favor me entiendan, y que no es que las abandone... Simplemente es que cuando no publico en la fecha acordada es porque algún contratiempo me surgió. Lamento los inconvenientes de verdad.

-Segundo: El perfil de Ralph. Se los dejo por si quieren conocer un poco más de nuestro guardián del norte.

-Tercero: Hoy quedan habilitadas de nuevo las descargas de: Oscura Inocencia, Sueños de Hielo, Normalmente Excéntrica y La Celestina. Perdonen los errores ortograficos de esas historias... A futuro quiero corregirlas y agregarles algunas cosas, pero pro ahora eso quedará como proyecto futuro.

Eso es todo. Les deseó muy buen inicio de semana.
Hasta el viernes,

Anto.