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Nada por ahora
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Capitulo I

(Leer Luego del Prologo... ya saben, el que publique como adelanto :D)


Setenta años después…

Londres, Inglaterra


-Tu, muchacho… Apresúrate y mueve las cajas hacia aquel lado.


Connor enseguida levantó el rostro del café que había encargado. Un joven rubio de aproximadamente dieciocho años, levantaba un par de aparentemente pesadas cajas mientras las trasladaba a un sitio en concreto a petición de su jefe.


Observó con curiosidad al joven y luego arqueó una ceja en dirección a su compañero. Conocía a Ethan Rumsfeld desde hace años atrás, y extrañamente había sido el único vampiro con el que realmente se había llevado bien a través del tiempo. Tal vez al poseer polaridades tan opuestas.


Ethan era un hombre alto; dotado espléndidamente con músculos iguales a las estatuas talladas en Grecia hace muchísimos años atrás. Tenía el cabello dorado, totalmente largo y recogido en una coleta y un par de ojos azules, fríos, iguales a los glaciares de la Atlántida. A Connor se le ocurría mas o menos porque razón la mayor parte de las mujeres volteaba a ver a Ethan un par de veces como intentando captar su atención sin lograrlo, quizás era el aura misteriosa y gélida a su alrededor lo que acaparaba la atención de las personas.


-¿Eras tu así como ese muchacho? –Preguntó con interés.


Su compañero sonrió con melancolía.


-No… A esa edad yo no trabajaba tanto.


Connor se encogió. La mayor parte de las veces que intentaba sacarle algo de su pasado a Ethan, este simplemente contestaba de manera evasiva. Negó con la cabeza y volvió a sorber un poco de café.


-¿Cuándo vendrá Blasius? –Habló después de unos momentos. Ethan y él habían conocido a Blasius Nortton para la misma temporada en que habían decidido en permanecer juntos. Blasius Nortton era un hombre misterioso y gallardo, y con una edad bastante más vieja de lo que Ethan y él podrían llegar a ser incluso unidos.


-Ni idea, Connor. ¿Puedes por favor mantenerte quieto?


Él volvió a concentrarse en su café…


-Pero… -Habló a los dos minutos.


-¡Dios! –Exclamó Ethan con expresión de martirio. Estuvo a punto de decirle algo, cuando un hombre alto y de penetrantes ojos azules se acercó a ambos.


-Rumsfeld –Saludó con la cabeza –Brown. ¿Cómo se encuentran ambos?


Enseguida, Connor se enderezo.


-De muy buen animo, Blasius.


Ethan le dio un golpe con el codo.


-Se mas respetuoso, se le dice Nortton.


-Blasius me va bien, no te preocupes… -Sonrió el vampiro -¿Qué tal su viaje? ¿Les va bien con el proyecto que intentan iniciar?


Cuando Connor había conocido a Ethan, se habían llevado expresamente bien. Ninguno sabía a donde ir ni que hacer… En especial él. Connor no recordaba nada. Lo único que sabia era que aproximadamente ochenta años atrás, se había despertada en el pasto y al frente de él una enorme casa estallaba en llamas.


Su cuerpo había estado totalmente herido y con cortes profundos en distintas partes de él. No sabia quien era o que era. Que sucedía ni en donde estaba. Había vagado durante días a través de los enormes y espesos bosques en penumbras, intentando hallar una respuesta… Hasta que el hambre lo embargo.


Pero no era un hambre de comida… Lo que mas deseaba probar era sangre.


Lo único que supo era que el hambre había logrado hacerlo desmayar y que la siguiente vez que se despertó, se encontraba en una cama y con una joven mujer limpiando sus heridas y vendándolas. Sus vibraciones de poder eran increíbles y sus ojos eran sabios e inteligentes.


-Tu nombre es Connor Brown –Le había dicho mientras deslizaba un trapo húmedo por el rostro de él -…Y eres una criatura destinada a vagar por el mundo hasta que reciba la muerte. No eres en totalidad una bestia condenada. Pero tampoco eres un humano. Una extraña combinación de ambos.


-¿Sabes algo mas de mi? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué soy esto?


La mujer lo observó con compasión mientras negaba con la cabeza. Sus ojos eran de un tono verde esmeralda con mágicos matices azules y sus lacios cabellos negros alcanzaban su cintura.


-No puedo decirte nada más. Hice un pacto, Connor. Se me permitió venir a socorrerte, pero no puedo decirte nada más de lo que ya has oído.


-¿Quién eres?


-Mi nombre es Hel –Dijo ladeando la cabeza –Soy la diosa que recibe las almas de los muertos en el inframundo o tierras bajas… Y fui una de las creadoras principales de la raza de vampiros –Ella le acarició la frente –No podía dejar a uno de mis hijos desamparado, mientras sabia que podía ayudarlo… Pero… No debes decirle nada a nadie, Connor. Nadie debe saber que me has visto. Y cada vez que necesites mi ayuda, prometo que buscare las maneras de prestártela.


Al día siguiente de haberse levantado, la diosa de los infiernos ya no se encontraba allí. Pero ella había dejado una nota, explicándole lo que debía de hacer para alimentarse y también le dejo una cantidad increíble de dinero… Y así había sobrevivido en soledad todos estos años.


Hasta conocer a Ethan.


Su compañero le había propuesto usar dinero e invertirlo en algunos hoteles… Tenia que admitir Connor que no era tan mala idea. Y quien sabe, tal vez tuvieran éxitos. Por eso mismo habían contactado con Blasius Nortton, uno de los vampiros más famosos por sus riquezas y por poseer una empresa renombrada.


-Connor, ve con Nortton y escucha atentamente lo que te dirá. Yo iré a buscar algunas cosas.


Asintiendo a los mandatos de Ethan, se levantó de la silla y siguió a Blasius Nortton de cerca.


-Iremos hasta mi casa ¿Te parece? Por tu cara y la de Rumsfeld diría que necesitan tiempo para descansar y alimentarse.


Connor sonrió alegremente mientras asentía con entusiasmo.


-Te seré sincero, Blas –El otro vampiro soltó una leve risa ante el repentino acorte de su propio nombre –Tu y Ethan son los dos únicos vampiros que realmente me agradan.


-Ya veo… Pues, creo que tengo que decir que igualmente –Y en un abrir y cerrar de ojos, después de una corta, suave e interesante conversación, ya habían llegado a las puertas de la casa de Blasius Nortton. Como esperaba Connor, no era muy elegante ni ostentosa… Ya que la casa que poseía Nortton en Londres, era solo como una en la que se quedaba algo de tiempo antes de volver a marcharse.


Pero eso si. Era decididamente hermosa y pintoresca.


Un hombre mayor abrió la puerta, con la mirada fija y seria hizo una inclinación a ambos.


-Bienvenido sea, amo Nortton –Luego, el mayordomo se giró hacia él –Usted también, Caballero.


-Bill, él es Connor Brown… Se quedara con nosotros durante estos días.


-Entendido, amo.


-Por favor, ¿Podrías decirle a Eleanor que traiga una taza de té y algunos bocadillos? –Blas le lanzó una mirada significativa –Tu puedes comer cualquier cosa… ¿No es así?


Connor ladeó la cabeza ligeramente y asintió. Al ser un hibrido, no tenia ningún problema con lo que a la comida se trataba; puede que necesitara de vez en cuando un poco de sangre, pero no siempre… Y podía sustituirla por alimentos humanos. Carnes, pan, granos, etc.


Blasius lo condujo en silencio por un pasillo hasta llegar a un pequeño estudio decorado en tonos azul grisáceo y mueblería de madera. Caminó hasta llegar a un pequeño asiento frente a una mesa de café y se sentó con tranquilidad.


-Espera un poco ¿Vale? Mientras tanto yo iré a revisar algunas cosas… La chica que vendrá a dejarte los bocadillos y el té, es una señorita que esta a mis servicios. Es inmortal, así que no tendrás problemas si deseas hablar con ella –Connor asintió –Volveré en un rato… Tengo que localizar esos archivos que realmente necesito.


A los dos segundos, Blasius ya había desaparecido por la fuerza.


Con un suspiro de resignación y cansancio, Connor dejo caer la cabeza hacia atrás y concentró su vista en el techo. Como odiaba estar solo.


***

-¿Ellie? ¿Te encuentras bien?


Eleanor se recargó del estante debido a la extraña punzada que se produjo en el costado de su cadera. Con una mueca de dolor, asintió débilmente.


-No es nada, Margaret. Por favor, termina de preparar la bandeja para subirla al invitado del amo.


Aguantando la respiración, Ellie observó atentamente como la criada se daba vuelta con expresión llena de preocupación pero absteniéndose de mencionar cualquier cosa. Se tocó cuidadosamente el lugar adolorido…


Hacia mucho que no sentía algún tipo de dolor de esta clase… Suspirando tristemente observó a su alrededor. Llevaba años al lado de Blasius Nortton, sirviéndole como criada, a pesar de las constantes negativas que recibía de su parte. Por suerte, hasta ahora todo iba saliendo a la perfección…


Aunque fuera estúpido, al ser una ex cazadora de la que estamos hablando, ella adoraba a Blasius Nortton sobre todas las cosas. Después de todo, fue ese vampiro el que la ayudo en cuanto mas lo necesitaba y quien le logró enseñar todo lo que debía para seguir manteniéndose con vida. Le dio un techo, comida y ropa… Es más… Blasius la trataba como si fuera su propia hija.


Margaret se acercó a ella con una bandeja compuesta por una taza y una tetera de té. Al lado un pequeño plato bordeado de distintos tipos de Sándwiches para degustar. Soportando el tedioso dolor, cogió la bandeja con ambas manos y agregando una postura firme, salió por la puerta hacia las escaleras.


Solo unos segundos después, de haber oído el puro eco de sus pasos en el corredor, alcanzó una enorme puerta de manera de roble y con sus nudillos, la golpeó.


-Adelante –La voz masculina, sencillamente profunda y con un débil acento escocés prácticamente imperceptible se oyó desde el otro lado de la puerta. Tomando aire, Ellie se dedico a abrir la puerta y a asomar su cabeza aunque fuera poco debido y muy maleducado.


Lo único que logró identificar fue la cabellera de un tono oscuro. El hombre era decididamente fornido y sumamente alto, a pesar de encontrarse sentado en la silla eran rasgos que se podían identificar con mucha facilidad.


Apretando los labios ante la extraña idea que la embargo al querer saber como se vería aquel hombre, se acercó con lentitud a la mesa.


-Buenas noches, señor. Soy Eleanor Barrett… Trabajo en la servidumbre de este lugar –El hombre tenia la cabeza recargada hacia atrás y los ojos cerrados. Ellie se maravillo por los rasgos cincelados y perfectos del rostro masculino. Tenía una mandíbula dura y fuerte; la constitución de aquel rostro era sin duda alguna totalmente perfecta… Una pequeña barba oscurecía su mandíbula.


Al tener los ojos cerrados, Ellie intentó adivinar de qué color serian. Tal vez negros, tal vez azules… Supuso que un color oscuro contrastaría mas con aquella aura de melancolía que florecía alrededor de él…


<>


Los cabellos negros de él eran lisos y acariciaban su frente levemente.


-¿Desea que le sirva el té y me vaya?


-Esta bien… Solo déjalo allí y quédate –La voz profunda le envió una oleada de escalofríos a través de su cuerpo y logró que su corazón se estremeciera.


-Vale…


Ellie se puso de cuclillas y depositó la bandeja sobre la mesa de café. Levantándose lentamente debido a la incomodidad de la falda del uniforme de servidumbre, descubrió que el hombre había abierto los ojos y los tenia clavados en ella totalmente abiertos y con una extrema fascinación la observaba fijamente.


Connor se sentía estupefacto. La chica era definitivamente hermosa, su rostro era ligeramente aniñado y redondeado; con un par de ojos azules luminosos y brillantes. La piel porcelana hacia contrastar todo ese cabello rubio que enmarcaba aquella angelical cara.


Su ropa era la misma que usaban los de la servidumbre. Un vestido de color negro y un delantal blanco… Ropa mona aunque nada acorde con la época.


Era delgada y alta… Y… Y su pecho dolía; sus manos comenzaron a temblar ante las ansias de tocarla. La sensación de que sus entrañas se revolvían le dejo sin respiración… ¡Oh! Cuanto deseaba que ese ángel lo abrazara. Melancolía, deseo y una profunda ternura se suplantaron en su pecho…


Deseaba todo de aquella mujer que apenas y sabía su nombre… Quería saberlo todo de ella. Y entendió perfectamente que el ángel de ojos azules era ni más ni menos que su compañera predestinada.


Hasta que clavo sus ojos en un extraño símbolo grabado en la muñeca de la chica. El símbolo de las cazadoras… Entonces la ola de fuerza azotó su cuerpo, en cuanto percibió la energía que envolvía a la mujer.



Ahogó un gemido adolorido debido a la punzada que sintió en su cabeza.


-¡¿se encuentra bien?! –La muchacha prácticamente gritó mientras se aproximaba en una carrera a su lado -¿Señor? ¿Señor?


No podía contestarle por más que quería. Una presión subió a través de su garganta y el dolor se intensificaba en su cabeza impidiéndole reaccionar.


<<¡Déjame Salir, Connor!>>


Abrió los ojos desmesuradamente ante el sonido de una voz masculina en su cabeza y la rabia que creció en su pecho lo asustó. Clavó la vista en el rostro asustado de la muchacha y supo que algo no andaba para nada bien…



-…Co-Corre…


Ella abrió sus ojos con un repentino temor.


-Sus… Sus ojos… -Su expresión cambio de preocupación a terror –Sus ojos cambiaron…


-¡Corre! –Gritó justo antes de que todo se volviera negro.


Ellie retrocedió tres pasos ante el grito del hombre. Los ojos, antes de un oscuro tono negro ahora se habían transformado en un sanguinario rojo que la observaban con amenaza. Tragó saliva.


-¿se… Se encuentra bien?


-No…


-¿Qué puedo hacer por usted? –Ellie trasladó sus ojos cuando vio la mano de él deslizarse hasta el bolsillo de la chaqueta. La respiración se le cortó totalmente en cuanto sacó una navaja y la miró con un odio explicito en sus ojos rojos.


-…Morir…


Y antes de poder pensar en algo, ya él se había abalanzado sobre ella haciendo que retrocediera y golpeara la mesa de café, tumbándola y rompiendo las tazas y la tetera.


Ellie retrocedió otro par de pasos sin saber que hacer y el hombre volvió a atacarla provocando un corte en su mejilla izquierda. Ella soltó un grito de dolor y corrió hasta la puerta para ser detenida justo antes de alcanzar la manija.


Él la empujo contra la pared y justo antes de que le cortara la garganta Ellie movió la cabeza y un mechón de su cabello rubio tocó el suelo.


-¡Blasius! –Gritó mientras lo empujaba e intentaba escapar.


Enseguida Blasius apareció por la puerta su expresión era de miedo y al ver la situación, se aproximó hacia Connor y lo detuvo.


-¡¿Qué ha sucedido?!


-No se –Inquirió Ellie –¡De la nada comenzó a atacarme!



-¡Corre! –Le gritó Blasius.


Y eso hizo, abrió la puerta y corrió, pero no sin antes lanzar una ultima mirada para ver como Blasius luchaba contra el hombre intentando detenerlo para que no corriera tras ella.


***

-¡¿Qué ha ocurrido, Blasius?!


Blas notó enseguida la presencia de Ethan en la habitación. Había logrado localizarlo con la mente y lo había llamado para que viniera en su auxilio.


Sus brazos se cerraban alrededor del cuerpo de Connor, mientras este luchaba desesperadamente por librarse de él. Ethan se apresuró a llegar a su lado.


-¡Suéltame, Joder! ¡Suéltame! –Gritaba el hibrido… La expresión de su rostro era como si le hubiesen clavado miles de cuchillas. Sus ojos, que Blasius conocía perfectamente por la alegría explicita en ellos y por el profundo negro que incluso no se diferenciaba el iris, ahora parecían los de un demonio… De un tono rojo escarlata y con un brillo de locura y de odio en ellos.


-¿Qué demonios sucede Connor? –Preguntó Ethan, intentando apresarlo. Connor rió irónicamente.


-No soy Connor… -Susurró. Y Blasius, por la expresión, el color de ojos y el tono de voz que empleaba, le creyó totalmente enseguida -…Soy el monstruo que habita en este cuerpo; soy sombra y oscuridad. Soy la locura y la contraparte de mi otro yo; poseo cada uno de sus recuerdos y la parte vampírica y demoniaca me pertenecen.


Ethan abrió los ojos sorprendido. Era la primera vez que Blasius lo veía de esa manera… pero no podía culparlo… ¿Una segunda personalidad? Joder… Eso sonaba tan macabro… Y más si tu otro yo era un loco desquiciado homicida.


-No se si estoy entendiendo bien… ¿Cómo no eres tu Connor?


El otro yo de Connor rió.


-Somos dos almas que habitamos un cuerpo… O para explicarlo mejor, nuestra alma fue dividida en dos pedazos… El Connor que ustedes conocen y yo. Lamentablemente, no había podido salir hasta esta noche. Había permanecido dormido en las profundidades de la mente de Connor y él no parecía totalmente dispuesto a dejarme salir.


Blasius tragó.


-Muy bien… eh… DarkDark sonrió ante el apodo con el cual le nombraron -¿Puedo preguntar por que has atacado a una de mis sirvientas?


Mal tema. Los ojos rojos de él se enfurecieron el doble y apretó tanto la mandíbula que incluso tronó.


-¡Es ella! ¡Tengo que matarla! ¡Ella es la culpable de todo! ¡Maldita cazadora! ¡Maldita ella! –Comenzó a gritar desesperado de nuevo, esperando librarse del agarre que lo apresaba -¡Maldigo el día en que la conocimos! ¡El día en que me atreví a confiar en ella! ¡Que le mostré mi hogar y le dije lo que era!


Blasius abrió sus ojos sorprendido.


-¿Ellie…? ¿Cómo pudo ella hacerte algo? Si Ellie aun no cumple los cien años, tú eres en teoría más adulto que ella…


-¿Ellie? –Preguntó Dark observándolo con un sarcasmo profundamente hundido en sus ojos rojos –Ella no posee nombre y no merece lo que le das. Debes matarla o hará lo mismo que me hizo a mí. Ella es simplemente… La traidora que acabo con todo lo que conocía…


-¿Qué buscas? –Preguntó Ethan.


Los músculos del cuerpo de Connor comenzaron a debilitarse visiblemente… Los ojos de un tono rojo se iban lentamente apagando y la sonrisa macabra volvió a pintarse en los labios de Dark.


-Venganza… -Susurró antes de caer totalmente inconsciente.


***

-Es la primera vez en mi vida que lo veo…


-¿Estas segura, Ellie? ¿No me ocultas nada, verdad?


Eleanor negó con la cabeza efusivamente mientras apretaba los puños a ambos lado de sus caderas. Observó fijamente como Blasius deslizaba su mano a través de sus cabellos y luego suspiraba.


-¿Por qué querría venganza de mi? Nunca nos hemos visto…


-Al parecer te ha confundido con otra cazadora… -Blas clavó sus ojos en el tatuaje de la muñeca de Ellie –Pienso que deberías ocultarlo o deshacerte de él.


-Sabes que es imposible… Cuando se nace siendo una cazadora de sangre pura, tus raíces te persiguen incluso si lo has dejado –Susurró mientras observaba el dibujo de un seto espinoso que envolvía su muñeca. Algunas personas que lo veían aseguraban que Ellie era una satánica al llevar una marca tan demoniaca en su cuerpo, pero ella siempre se abstenía de decir algún comentario.


-Sera mejor que te mantengas alejada de Connor, no me arriesgare nuevamente a dejarte a solas con él… Se que no puede dañarte, pero es mejor que hagas lo que digo.


Eleanor parpadeó.


-¿Tu lo estimas…? ¿Cierto, amo Blasius?


-Te he dicho muchísimas veces que no me digas amo… Y si… Le tengo mucha estima, no es difícil tomarles cariño a personas como él.


-…Le tiene cariño…


Al ver la expresión preocupada e intensa de Ellie, Blasius se enderezó en la silla y la observó arqueando una ceja.


-¿Pasa algo?


Ella apretó los labios.


-No… -Aguantando el aire durante un segundo, imaginó que era mejor decir la verdad –Si… Amo Blasius, a causa de que usted salvó mi vida hice un pacto –Ella calvó su mirada en el vampiro y aguantó un poco –El pacto consistía en que yo daría mi vida por usted, protegería lo que usted quisiera que yo protegiera y amaría todo lo que usted amara –Ellie jugó con su falda al ver la vena enojada que saltó en el cuello de él -…Usted sabrá… Que lo único capaz de matar a una cazadora es con un arma inmortal y solo ellas mismas, es decir, suicidio o si una persona a la que ellas quieren o por lo menos estiman, les da traición o atentan contra su vida…


-¡Joder!


-Si usted quiere a Connor Brown… Yo también he de quererlo… Es decir… Si él lo desea, es capaz de matarme solo con pincharme el dedo.


El sonido de la silla seguido con el paseo de Blasius a través de la habitación, hicieron que Eleanor se sintiera una idiota total.


-¡¿Por qué no me dijiste nada, Ellie?! ¡¿Por qué demonios hiciste todo sin mi consentimiento, joder?!


-Por que sabía que te enojarías…



-¡Y con mayor razón habría de enojarme! ¡Estas totalmente desprotegida! ¿Sabes a cuantas personas le tengo yo cariño? –Ellie asintió -¿Entonces por que demonios lo hiciste? ¡Me he cansado de decirte millones de veces que no me debes nada!


-Solo deseaba serle útil amo Blasius… Si no le soy útil, entonces me siento como si no tuviera razón para vivir -Pero ya Blasius había salido de la habitación con un portazo que reflejaba perfectamente su enojo.


Ellie observó la puerta. No era culpa suya querer agradar al único ser que se había preocupado realmente por ella a parte de aquella chica del clan de cazadoras llamada Meg. Apretó los labios sintiendo los ojos llenarse de lagrimas por la repentina soledad que experimentó en su pecho.


Esa misma soledad fue la que la llevó a regalar su pureza años atrás. La misma que la enviaba a hacer las peores estupideces que se le ocurriera; la misma que la obligaba a buscar a Blasius en distintos momentos del día; la misma que no había conseguido apagar ni siquiera dentro del clan de cazadoras; la misma que reflejaba cuanto deseaba que alguien la amara por lo menos una vez en su vida…


…Y la misma que todos los días intentaba apagar sollozando contra su almohada.


Apretando los brazos alrededor de su cuerpo, se dio media vuelta y se encaminó a su recamara.



***

A medianoche, Connor abrió los ojos. Todo había estado muy confuso durante el rato después que le había dolido la cabeza. La penumbra de la noche había alumbrado totalmente la habitación y Ethan enseguida había aparecido a su lado y se encargó de explicar con lujo y detalle lo que había ocurrido.


Asustado, le preguntó por la chica. El alivio que sintió al saber que su compañera aun respiraba fue casi terrorífico… Pero todo lo que Ethan le explicó lograba que su preocupación fuera aumentando cada vez más.


¿Cómo fue que nunca se había percatado del otro ser que habitaba en su interior?... Ese ser parecía saberlo todo sobre su pasado, pero no entendía porque se había decidido de aparecer justo ahora y la relación que tenia Eleanor con ello.


<>


Así fue como termino delante de la puerta de Eleanor Barrett –Gracias a que logro sobornar a una de las mujeres de la servidumbre- con una pequeña nota de disculpas y con las esperanzas a flote… ¿Su otra personalidad surgiría si simplemente hablaban por notas? ¿Intentaría de nuevo matarla? El conocimiento estuvo a punto de hacerle dar vuelta… ¿Pero y si nada ocurría? ¿Estaba dispuesto a dejar que ella pensara que lo había hecho a propósito?


Apretó los labios y tocó la puerta de roble de la habitación de su compañera.


Los pasos se oyeron a través de la habitación al mismo tiempo que el sonido de la cerradura al abrirse.


-¡Espera! –Dijo Connor antes de que ella abriera la puerta –Es mejor que no la abras.


Él prácticamente podía oír la respiración agitada de ella desde el otro lado de la puerta. Connor se puso de cuclillas al frente de la puerta y deslizó el papel por debajo de la madera. Pudo notar la sombra de ella cuando se concentró en levantar el papel que contenía sus disculpas.


Connor se dejo caer, sentándose de espaldas a la puerta. Esperando a que ella quisiera contestarle algo… Así fuera para mandarlo a la mierda.


***


Ellie abrió los ojos y sus labios se separaron ligeramente. El corazón le latió con fuerza mientras desdoblaba la pequeña nota.


Había pasado toda la noche sin poder dormir y cuando escuchó el sonido de la puerta, rogó internamente que fuera alguien con quien hablar. Jamás pensó que seria su atacante con quien sabe que clase de intenciones ocultas tras aquella pequeña nota. Concentró la vista en las palabras y lo primero que apreció fue la divina y perfecta caligrafía tan fina que lo adornaba…


“Señorita Barrett:

Lo siento tanto, señorita Eleanor Barrett. A decir verdad no estoy esperando que me perdone por haberme lanzado sobre usted y haber intentado matarla sin razón aparente… Pero me gustaría que supiera que ni yo mismo entiendo cuales fueron mis razones y que fue lo que sucedió.

Le admitiré que ni siquiera se que fue lo que pasó con exactitud, fue mi compañero, Ethan Rumsfeld, quien me aclaró lo sucedido en cuanto me desperté –puesto que me había desmayado-. Hoy me he enterado de muchas cosas impactantes, entre las cuales se encuentra el hecho de que en mi interior existe otro yo que nunca había notado y que al parecer decidió salir a flote después de conocerla…

Espero con todo mi corazón que se encuentre bien. Y que algún día pueda perdonarme…

Sinceramente,

Connor Brown”


Ellie dejó que una sonrisa se formara en sus labios. Pobre hombre. Incluso se preocupó por ella lo suficiente como para venir a disculparse en persona… Ella buscó rápidamente una hoja y un papel y se dispuso a contestarle la nota.


Terminando de hacerlo, se arrodilló en el suelo y recostó la frente de la puerta, justo donde sentía la presencia de ese hombre... Le agradeció mentalmente su preocupación y Deslizó la nota por el suelo para hacérsela llegar a él.



***


La respiración de Connor se cortó hasta hacerse imperceptible, pero logró arreglárselas para abrir el papel y leer la respuesta de Eleanor Barrett. Lo había deseado tanto pero había estado casi seguro que ella no le perdonaría nunca.


“Querido Señor Brown:

Agradezco muchísimo el gesto de usted al tomarse las molestias de venir hasta mi habitación y de haber redactado una carta de disculpas. No tiene de que preocuparse, no tengo nada contra usted… Es mas, yo no tengo nada que perdonarle si usted mismo me ha dicho que quien me atacó fue su otro yo. Pero aun así espero ansiosamente que algún día pueda saber las razones de su contraparte para atacarme, porque realmente no lo logro comprender.

Una cosa… Por favor no me diga “Señorita Eleanor Barrett” Puede usted perfectamente decirme Ellie como todos los demás.

Me ha dicho usted que se ha desmayado… ¿Qué tal se encuentre? ¿Mejor?

Ellie”



<> pensó <>


Dejo escapar todo el aire. La felicidad lo embargó y no pudo evitar soltar una risa… Ella también estaba recargada sobre la madera de la puerta, podía sentir todo su calor filtrarse a través de aquella barrera que los mantenía separados.


Ansiaba verla y tocarla. Deseaba con tanta fuerza probar aquellos dulces labios… Y su corazón vibraba ante la idea de que quizás tuvieran la oportunidad de estar juntos… Tal vez algún día… Algún día…


-¿Ellie? –Susurró.


-Dime… -Oyó la voz de ella amortiguada por la madera y una sonrisa se extendió por sus labios.


-Nada… Solo probaba que tal sonaba –Eran las primeras palabras que cruzaban realmente y Connor no podía sentirse mas dichoso que en ese momento –Tu también puedes llamarme por mi nombre.


Algún día él buscaría las maneras de que ella supiera como lo hacia sentir. Encontraría las formas para estar juntos, no importaba como… Así tuviera que asesinar para conseguirlo.

3 comentarios:

18tania

me encanta esta historia y mas que la de alexander por que es dificil saber como va lograr realizar su amor fisicamente y no solo por palabras

shirley

cuando va estar terminado el libro

Anónimo

cuando va a postar mas? connor me encanta