Besos a Medianoche. Capítulo IX. Parte II-A.

            Apenas abrió la puerta del baño, Kirsten la cerró rápidamente tras ella y se aproximó al espejo sobre uno de los lavabos disponibles. Estaba pálida, y sus manos temblaban visiblemente.

            ¿Por qué tenía que pasar algo así luego de tantos años? Abrió el grifo apresurada y pasó a enjuagarse el rostro, sin importarle que el maquillaje que se había aplicado antes de ir allí se le corriera por el agua; ya después usaría un trozo de papel para remover los restos de lápiz negro y menos mal traía algo de polvo facial en su pequeño bolsito cruzado.

            Ya tenía la vida hecha en cuanto a su maquillaje… Pero no era así de fácil en lo que se refería a Alexander Night.

            ¡Dios bendito! Era increíble como su apariencia estaba intacta a como la recordaba, pero aun así sus ojos se veían más viejos… De alguna forma con algún conocimiento que antes de irse no poseía.

            ¿…Se habría hecho alguna cirugía? Del mundo donde Kirsten venía no era algo extraño que inclusive los hombres se sometieran a un cirujano plástico para ocultar el paso de los años; pero aun así, en el porte y el rostro de Alexander Night, no había nada que hubiese podido identificar como falso en primera instancia.

            Suspiró profundamente después de terminar de lavar su cara, para finalmente tomar una toalla de papel y secarla con cuidado. Procuró que las sombras negras bajo sus ojos desaparecieran ante el toque un poco áspero del papel; y después de retocarse el maquillaje tomó aire profundamente y se dispuso a caminar hacia la puerta.

            —¿Va de regreso a la mesa, Señorita Shower?.

           Kirsten se sobresaltó con fuerza al oír la voz sumamente profunda desde el lado derecho al lado de la puerta. Había abierto y ya tenía un pie afuera, pero sin duda alguna no esperaba que Alexander Night la esperara de brazos cruzados en la salida.

            Repentinamente su corazón dio un gran vuelco, casi a punto de salírsele del pecho.

            —¿S-señor Night? —Era muy obvio que se trataba de él, pero aun así no podía controlar el horror, la sorpresa y montón de emociones descontroladas que bullían cual volcán en erupción dentro de su cuerpo.

            —Eso me temo —Contestó él, descruzándose de brazos y sonriendo lentamente mostrando su blanca y perfecta dentadura.

            ¿La había estado esperando? No tenía sentido… ¿Qué podría él querer de ella?.

            Antes de que Kirsten pudiera abrir la boca, se encontró a sí misma siendo empujada nuevamente al interior del baño.

            —¿Qué está haciendo? —Preguntó horrorizada al verlo entrar junto con ella y cerrar la puerta tras él, para después cerrarla con el pestillo interno del baño.

            Él ni siquiera se dignó a contestar esa simple pregunta, y se aproximó a ella en tres grandes zancadas. La tomó de las muñecas con algo de brusquedad y la acercó a su cuerpo, abrazándola con rudeza a él y cerrando sus brazos en torno a ella para que le fuera imposible escapar.

            El gesto la dejó completamente helada. El aroma de Alex era intenso, y el calor masculino y viril que irradiaba su cuerpo, aun por encima de la ropa, le hizo temblar con fuerza las piernas.

            ¡¿Qué demonios estaba pasando?!.

            Y para confundirla aun más, en el momento en que alzó la vista para preguntar, los labios de él capturaron los suyos sin darle tiempo a soltar ni una sola palabra.

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N.A: Lo prometido es deuda, he aquí el fragmento que prometí el jueves pasado. Espero lo hayan disfrutado, y hasta este jueves. 

Muchos besos y abrazos, Chicas. ¡Se les quiere!

 Anto.