—¡¿Qué?! —Fue como un balde de
agua helada.
Un repentino impulso de esconderse bajo la mesa lo
invadió, haciendo que Ethan achicara los ojos mirándolo fijamente.
—Es increíble, nunca creí que los vampiros pudiéramos
empalidecer —Dijo mientras apoyaba la mandíbula en una de sus manos. El tono de
voz de Ethan sonaba más bien burlesco, y de alguna forma solo hizo que
comenzara a sudar frío en un parpadeo.
Esto tenía que ser una burla de las nornas[1]. De
todos los restaurantes en Manhattan, ¿A su compañera se le ocurría ir a comer
precisamente en ese? ¡¿En ESE?!
—Me voy —Dejó de golpe el vaso con whisky sobre la mesa y
se fue a poner nerviosamente de pie.
—¡Hey! No, no, no —Ethan estiró la mano y lo tomó por las
mangas de la camisa antes de que pudiera lograr su cometido —. Tú no eres un
cobarde, Alex, además ¿Cuál es la posibilidad de que ella y su encantadora
amiga rubia te reconozcan?
***
Bastante altas, aparentemente.
La “encantadora amiga rubia” de Kirsten, resultó ser la
hija de un viejo conocido. La había identificado en el momento exacto en que la
joven había arrastrado a Kirsten Shower hacia una mesa que quedaba justo en línea
recta al lado de la de ellos. Afortunadamente se encontraban al otro lado de la
habitación, pero… Desde el instante en que la muchacha —Si no le fallaba la
memoria, el nombre de la misma era Abigail—, había mirado alrededor y de
casualidades de la vida se había fijado en él, no paró de mirarlo discretamente
en un buen rato.
Era muy obvio que ella lo había identificado, no habría otra
razón para que no dejara de mirarlo tan fijamente.
Y él que solo había querido pasar desapercibido en la
ciudad.
—La joven rubia no para de mirarte, ¿la conoces? —Susurró
Ethan sin dejar de mirarlo a él mismo y arqueando una ceja con interés.
Alex se llevó la mano a la frente y comenzó a masajearse
las sienes con cuidado. Repentinamente sentía un dolor agudo en esa parte de la
cabeza.
—Creo que es la hija de un hombre con el que hice
negocios hace años.
—Entonces, la conoces —Ethan lo miró ahora repentinamente
divertido —. Estás jodido, amigo.
Alex no entendió muy bien a qué se refería Ethan, hasta
que Abigail Denton se puso de pie y comenzó a caminar hacía ellos con Kirsten siguiéndola
con expresión consternada.
***
—¿A dónde miras tanto, Abby?
Llevaban cerca de quince minutos sentadas en la mesa. Ya
uno de los meseros —El que siempre las atendía cuando iban a ese restaurante—,
les había tomado las ordenes y llenado las copas con agua fresca, mientras se
ocupaban de las bebidas.
Adoraba ese sitio, no sólo la comida era digna de probar
para cualquier visitante de afuera de Manhattan, si no que el ambiente era
tranquilo, fino y casual a la vez. La decoración en colores crema y las mesas
de madera de roble pulida, lo hacían quedar como un local divinamente hogareño.
Había cuadros rodeando las paredes con paisajes de
Venecia y Roma, y delicadas macetas siempre rellenas con flores importadas.
Su amiga, que no había dejado de mirar a un lado con
interés, por fin se centró en ella y se llevó la copa de agua a los labios para
dar un buen sorbo.
—No me lo vas a creer —Dijo con los ojos bien abiertos y
expresión de que ni ella misma se lo creía —, pero en línea recta de nosotras,
está sentado el Señor Night.
—¿Quién? —Kirsten abrió los ojos de par en par ante la
mención del apellido, y su corazón dio un sufrido y repentino vuelco.
—Alexander Night —Abby entrecerró los ojos y miró de
reojo a un lado —. ¿Te acuerdas de él? Estábamos nosotras aun en el cortejo,
cuando él se fue de la ciudad. Era un hombre guapísimo y joven, pero muy rico.
—Sí, sí… Lo recuerdo —Susurró desviando la vista sin
poder creérselo.
No se atrevía a mirar hacía donde miraba Abby. ¿No
estaría en un error? Pero por sobre todo… ¿Por qué razón la emocionaba tanto?.
Se le iba a salir el corazón, y ni siquiera lo había
comprobado con sus propios ojos. Se había convencido hacía mucho que lo mejor
era olvidarse de Alexander Night, expulsarlo de su mente y relegarlo a un plano
alejado de la misma… Por eso había comenzado a salir con otros hombres después
que él se fue y mató todas sus esperanzas con una sola bala.
Inconscientemente se llevó una mano al pecho como si de
esa forma pudiera controlar a su desbocado corazón, tan emocionado por la
simple idea de volver a verlo.
—¿Por qué no nos acercamos a hablarle?
Kirsten saltó en su propia silla al oír la sugerencia de
Abby.
—¡¿Q-qué?! ¿Pero te has vuelto loca? —Exclamó mirándola y
sintiéndose repentinamente helada.
Abby la miró de regreso y parpadeó sin comprender su
reacción.
—¿Por qué no? Lo conocemos, además es de mala educación
no saludar a las personas que conoces —Abby regresó a observar unos momentos
sobre su hombro y se le escapó una amplia sonrisa —. Además hay otro atractivo
hombre sentado en la mesa con él.
—Pensé que te gustaba el cocinero del restaurante —Susurró
Kirs entrecerrando los ojos.
Abby agitó las manos y rió cubriéndose los labios.
—Ah, no. Sabes que yo lo digo en broma… No me atrae
realmente la idea de una relación con nadie, pero me conviene estar en contacto
con hombres sensuales si voy a escribir novelas románticas —Sin borrar ni un
solo ápice de su sonrisa, Abigail le guiñó el ojo —. Oh, vamos, Kirs. Sólo será
un saludito y ya, nos regresamos.
—¿Pero y si nos
invitan a sentarnos? —Eso era lo que no quería. Definitivamente si estaba cerca
de él, su cabeza y su corazón se volverían nada y no sabría que hacer o
reaccionar. Se sentiría como una completa tonta… Y no deseaba dejarle esa
impresión al único hombre al que realmente había amado en su vida.
Abby arqueó ambas cejas pensativas.
—¿Lo crees de verdad? Siempre me ha parecido que el Señor
Night era un hombre reservado, por sobre su conducta de mujeriego empedernido —Llevándose
una mano al cabello, Abby deslizó uno de sus mechones tintados de rubio tras la
oreja antes de tomar un poco de agua para aclararse la garganta —. La
probabilidad de que nos invite a sentarnos con él es bastante remota, aún si es
por cortesía.
Y si las invitaba, entonces no podrían hacer otra cosa
que aceptar.
Kirs se llevó uno de sus dedos a los labios y mordió la
punta con suavidad, mientras pensaba.
—Entonces, vamos —Sin esperar respuesta y sorprendiéndola,
Abby se levantó después de decir eso animadamente. Kirsten enseguida se puso de
pie intentando detenerla, pero ya Abigail había avanzado demasiado para
lograrlo.
Sin darse cuenta comenzó a seguirla, hacía la mesa donde
un perfil tan conocido para ella aguardaba con un vaso de whisky en la mano.
“Oh dios mío
bendito, de verdad es él….”.
7 comentarios:
holaaa...esto es maldad pura...como lo dejas ahiiii....estaba en lo mas bien cuando se acabo el capitulo!!!...jajaja...k buena escritora eres..todavia no he podido dedicarme a escribirte un correo y explicarte lo k te keria decir el otro dia...en fin gracias por el capitulo..nos vemos cariños....Pamela
Pero que crueeeeeeel eso no se haceeeee
es enserio!!, no puedes hacer eso,y justo en la mejor parte!!!
ok, tratare de no jalarme los pelos hasta el otro jueves... eso es maldad!!!!!!!!
pero mme encanta el suspenso... XD
no seas mala...... por lo menos intenta publicar la otra parte del capitulo pronto pofis.... el martes .... no nos vayas a dejar todo la semana así (q bueno que seas de Colombia :)....)
Cada vez se pone mas interesante!
Me pongo de rodillas si es necesario para pedirte que se besen YA, lo necesito!!!!
Besos desde España
Anto!! Que mala eres 8 dias es mucho para esPerar el proximo capitulo! La verdad que cada dia se pone mejor la historia! Tratare de esperar con paciEncia :(
Un abrazo desde Venezuela
hoooo.....guauu.....que bueno esta este capitulo, porfa ya quiero algo de besos en tre ellos dos, no prolongues mas la espera...hasta el proximo jueves......saludos desde mexico.
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