SlideShow

Nada por ahora
3

Bella Durmiente

Los hermosos ojos estaban cerrados. Allí dormida y sumida en los blandos suelos del olvido, te veías tan hermosa. De piel marfilada y brillantes cabellos color castaño cobrizo. Preciosas pecas adornaban el pálido rostro de una hermosa mujer.
Las margaritas florecían en preciosos capullos a tu alrededor.
¡Oh! Como desearía con toda mi alma, el verte abrir esos hermosos ojos cerrados, que rompen mi corazón con dolorosa agonía.
¡Mujer! ¿Los abrirás para mí?
¿Me dejarías probar tu dulzura y tu apasionante alegría por la vida?
Amada mía, que la muerte inmunda y sin piedad te acecha descarada…
Tiende tu mano, prometo tomarla y convertirme en tu príncipe y héroe dispuesto a salvarte y protegerte.
Mantendré tu inocencia y casta pureza bajo llave, mientras te cuido y actuó como tu ángel guardián; solo con la intención de ver tu sonrisa.
¡Oh mi bella durmiente!, ¡Mi verduga!
Latigazos de dolor provocados por tu rechazo, destrozan todavía más este corazón hecho trizas.
Abre tus ojos, princesa de ensueño. Déjame demostrarte mi presencia.
Lágrimas negras hacían caminos por mis mejillas, mientras ríos de roja sangre formaban charcos a mis pies.
¡Oh mi bella durmiente!
Y ante tu propia tumba, juro amarte eternamente.