El
vestido de Abby y un simple antifaz habían arreglado todos sus problemas. Solo
bastó un poco de maquillaje debajo, y un brillo con un color no tan oscuro —prácticamente natural—, ya que sus labios eran bastante
rojizos por si solos.
Pero
aun así, Kirsten sentía que todo el mundo sabía quién era. De hecho, el hombre
vestido de vaquero que había pasado por su lado hacía un rato la había saludado
sin más.
—¿Y… De que es lo que vienes vestida, Kirs
querida? —Había preguntado su madre, enfundada en un traje a lo Marilyn Monroe(1),
con la peluca incluida y el lunar sobre su mejilla que seguramente estaba
dibujado con lápiz negro. Los ojos azules de Eloisa Shower, la escudriñaban con
profundo interés; desde el inicio de las faldas del fino vestido de seda color
azul cielo, hasta sus cabellos rojizos arreglados a lo alto de su cabeza y del
cual se escapaban delicados rizos.
—Soy… una “mujer misteriosa”, supongo.
Kirsten podría hasta jurar, que a su madre se le había
escapado una ligera sonrisa.
—Pues, sin ánimos de herirte, pero de
misteriosa tienes muy poco —Graznó con voz animada y divertida.
Lo
más lastimero es que Kirsten tuvo que darle la razón momentos después. Su
cabello la delataba por sí solo.
Era
triste ser la única pelirroja —Con un color más bien naranja—, entre toda esa
masa de personas.
<Realmente me desmotiva…> Pensó, justo
antes de suspirar y pasar a observar con lentitud los alrededores.
Sus
padres realmente habían dado todo de ellos mismos para decorar el lugar. De por
sí, que ya era un salón exquisito con suelos y pilares en mármol y papel tapiz
de color melocotón; habían movido algunos muebles a un rincón, junto con una
mesa de cristal los cuales ahora mismo estaban abarrotados de jovencitas
—Aparentemente de sociedad, como lo fue ella alguna vez—, inclinándose y
susurrándose entre ellas, mientras reían y disfrutaban de los chismorreos. Ella
nunca había sentido pasión por eso, y se alegraba con toda su alma de haber
superado ya esa etapa.
Por
otra parte, había una mesa buffet con un completo surtido de pasabocas y
exquisitos bocadillos de comida inglesa; decorada con una apetitosa fuente de
chocolate y con ramos de nomeolvides y gladiolas, una interesante combinación
en donde las gladiolas parecían resaltar más con sus vivaces colores que los
pequeños, frágiles y azules pétalos de la otra flor.
Nomeolvides. Que nombre tan curioso… E
infinitamente hermoso para una flor.
Estaba
lleno de personas por todas partes. Parpadeó. Todos los amigos de sus padres y
su hermano Viktor, quién era el homenajeado en la ocasión, se encontraban
presentes.
Algunos
hombres hablaban en círculos sosteniendo vasos de whisky; y algunas mujeres con
finas copas de champaña en su mano, se paseaban por la habitación de dos en
dos, hablando de quien sabe que cosas.
Qué
dios los librara a todos.
Ya
había olvidado cómo eran esos molestos eventos, que más bien le causaban pudor
y estremecimiento. Todos allí eran unos completos hipócritas. Sí, con la misma
y directa palabra.
Por
eso es que Kirsten, en sus anteriores años como señorita debutante en esos
eventos de alcurnia, prefería colarse en los rincones ó moverse a alguna que
otra habitación. La única chica con la que realmente se había llevado bien,
había sido Abby… Solo ella, que parecía tan fuera de lugar como la misma
Kirsten, y aun así a Abigail le encantaba empaparse de chismorreos.
Siempre
era la primera en saberlo todo.
Como
aquella vez que…
—Mi padre
es uno de los socios de las empresas de Alexander Night ¿Sabes? Y esta tarde,
pasando por su oficina me enteré de ciertas cosas. Al parecer, el señor Night
se ha ido esta mañana de Nueva York a Australia, sin razón aparente y por
tiempo indefinido.
Sorprendida,
al recordar exactamente las mismas palabras con el mismo tono de voz en que Abby las había
dicho, Kirsten agitó la cabeza intentando borrarlas.
Habían
pasado cinco años desde que había visto
por última vez a Alexander Night. Se suponía que lo había olvidado, su primer
amor… Un enamoramiento infantil y sin sentido.
Pero
inevitablemente, el ambiente la hacía sentir tan melancólica…
Y lo
único que hacía era recordarle a todo él.
Caminando
entre la multitud y pasando fuertemente saliva, Kirs decidió ir a por un buen
vaso de limonada fría y agradable… Ó tal vez, sólo quería borrar de sus
pensamientos el alto y fornido cuerpo del Señor Night, sus profundos y de
alguna forma sabios y antiguos ojos. Y ese aroma.
Dios,
ese aroma aun la perseguía. Y Aquella vez en que pudo sentir su calor, por una
mera y vulgar casualidad —Recordemos aquella vez en que patéticamente intentado
huir de un hombre baboso y desagradable, tuvo la “brillante” de saltar de la
ventana, quedando ridículamente colgada de un árbol—, para aquel entonces solo
quería tener memorizadas esas pequeñas cosas
en su mente.
Y ya
a esta edad, y a estas alturas… Solo quería olvidarlo.
Y allí vamos de nuevo… ¿No podía simplemente dejarlo
estar? ¿Qué pasaba con ella?
Tomó
aire varias veces, con el mayor de los disimulos y finalmente se centró en lo
que era realmente importante: escapar de allí.
Buscó
rápidamente en reloj de oro que colgaba en una de las paredes de la habitación,
y entrecerró los ojos intentando ver la hora. Seguro ya había pasado bastante
tiempo, había cumplido con venir y había felicitado a Viktor hacía ya mucho
rato…
Pero
apenas su mirada se encontró con el reloj, se desinfló todas sus esperanzas de
regresar a casa.
¡¿QUÉ?!
¡¿Apenas las once?! Oh, dios santo… Jamás iba a escapar de esa bendita fiesta.
—Pero
que tenemos aquí…
Ay
no… Comenzaba a oler a cerdos en el aire.
Lentamente,
Kirsten giró su rostro y miró sobre su hombro.
Reginal Huperson. El hombre regordete y
grasiento, cuyo primer botón de su disfraz de… Cowboy(2)… parecía a punto de reventar
y salir volando, dispuesto a impactarse no muy halagadoramente en la frente de
un pobre idiota; la miraba fijamente con expresión admirada y sus pequeños y
oscuros ojos —que apenas eran visibles en ese rostro tan lleno y grande—
estaban clavados en el escote de su espalda.
Reginal
la había estado acosando desde que entró a sociedad, pero gracias a Dios cuando
dejó de asistir a esas fiestas, el hombre desapareció de su vida.
Parecía
que las cosas no podían ponerse peor. Primero Alexander Night, ahora Reginal
Huperson.
En lo
personal, definitivamente hubiese preferido que Alexander Night fuera el que
estuviera mirándola de manera lasciva y deseosa en esos momentos, y no el
hombre grotesco y pervertido que estaba tras ella.
—Señor
Huperson… —Saludó en apenas un hilo de voz casi imperceptible —. Qué bueno
verlo de nuevo.
Ni
hablar. Él había sido una de las principales razones por las que había dejado
de frecuentar esas fiestas… Aun podía recordar aquella vez que intentó tocarle
los pechos frente a medio salón de baile.
—Lo
mismo digo, Kirsten. Estás tan bella y deslumbrante como siempre —Sus mejillas
se arrugaron un poco cuando le intentó mostrar una sonrisa… Sugestiva, suponía.
—¿Cómo
supo que era yo? Llevaba antifaz precisamente para eso —Admitió por fin,
Kirsten con expresión un poco contrariada, que gracias al cielo estaba muy bien
oculta bajo esa milagrosa mascara con forma agraciada de mariposa.
Huperson
rió escandalosamente, mientras se sujetaba la panza con ambas manos.
—Querida,
tu cabello tan al estilo neón resalta sobre todos aquí.
¿Neón?
¿Era una ofensa o una alabanza, primeramente?... ¿Sería muy maleducado dejarlo
hablando solo? Sí, definitivamente muy maleducado.
—Gracias
—Contestó con la mayor simpleza posible intentando casi sonar agradecida de
verdad, lamentablemente el tono de voz le salió totalmente cortante.
A
Kirsten definitivamente le gustaba su cabello. A pesar de lo llamativo que
podía ser, era una muestra de lo única que era entre esa multitud de idiotas
que se lamían y olisqueaban los traseros entre ellos.
“Yo sí tengo cerebro, por eso escapé de
aquí”.
El
señor Huperson comenzó a acercarse lentamente a ella, y por la expresión de su
rostro, Kirs estaba muy segura que tenía intenciones de: 1. invitarla a bailar,
ó 2. Proponerle ir con él a algún sitio poco concurrido.
—Oh,
Srta. Shower —Una tercera voz, se oyó en ese momento. ¿Qué tenían las personas
el día de hoy, que llegaban y la saludaban desde la espalda?
Un
tirón en su antebrazo la hizo sobresaltarse. El calor de una mano masculina, la
dejó anonadada.
Rápidamente
alzó el rostro, para encontrarse con un perfecto ejemplar del fantasma de la
opera(3). Alto, oscuro y visiblemente musculoso bajo toda esa ropa negra y esa
capa a juego de terciopelo rojo.
El
cabello de un castaño claro lo tenía peinado hacia atrás impecablemente. La
mitad del rostro en sentido horizontal estaba cubierto por un antifaz blanco
con decorados en rojo; y unos brillantes ojos verdes sensuales y cargados de
sabiduría, le regresaron la vista por una milésima de segundo.
El
corazón de Kirsten dio un furioso vuelco con ese pequeño gesto.
—La
señorita Shower me había prometido acompañarme a tomar una copa de champaña,
espero no le incomode —Dijo el desconocido, con voz dulzona y aterciopelada.
Ese tipo de voz a la que no te puedes negar a nada, y que consiguió que la piel
de Kirs se erizara de golpe.
Reginal
pareció sumamente contrariado ante la idea, pero finalmente asintió con el ceño
fruncido.
Pero
antes de que pudiera despedirse de ella, el otro hombre ya la arrastraba con
delicadeza lejos de allí.
Y
ella solo podía pensar, totalmente azorada… “¿Qué
demonios?”
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1. Marilyn Monroe: Fue una actriz de cine, cantante y modelo estadounidense. Con el paso del tiempo, llegó a ser una de las actrices más famosas de Hollywood y uno de los principales símbolos sexuales de todos los tiempos.
2. Cowboy: En español vaquero.
3. Fantasma de la opera: Es una novela gótica que combina romance, terror, misterio y tragedia. La historia trata de un hombre misterioso que aterroriza la Ópera de París para atraer la atención de una joven vocalista a la que ama.
3 comentarios:
Tan poquito???? QUIERO MÁSSS jajajajaj
muy bueno como siempre, geniaaaaaaaaal. alexabder ha llegado nuevamente XD
Firiel
yo igual quieroooo mas plisssss, gracias por publicar y saludos
Oh Anto, ufffff!!!!!!!!!! te has botado! casi me da un infarto, cuando apareció Alex..porque obviamente es él cierto?..jajaja genial *.* lo amé
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